lunes, 30 de marzo de 2015

NIÑO OTRA VEZ...



Solíamos ser felices con tan poco. Con solo llorar hacíamos saber a todos los que nos molestaba, hoy lo que nos afecta lo digerimos, lo guardamos y lo vomitamos en forma de culpa. Ser grandes nos hace mas susceptible a los problemas. Cuando eramos niños la inocencia paralela al mundo "real" nuca nos dejo ver con claridad que ser grande no es un premio o una meta, solamente es asumir la vida con responsabilidades. Cuantas veces habremos dicho quiero ser grande sin saber exactamente a lo que nos referíamos. Suenan como campanas todavía en mi odios aquellas ideas: Quiero ser mas grande para..."vivir solo", "salir al boliche", "hacer lo que quiera"- Detrás de esas ideas quedaron en el recuerdo las horas de diversiones sin preocupaciones, los veranos divertidos, las mejores cenas familiares, los vecinos y los primos que fueron los primeros amigos, los partidos de fútbol en la placita que constituía una especie ritual al que no podías faltar por nada en el mundo. Ahora que pasaron los años me doy cuenta en realidad que nunca quise ser grande, quiero ser un pibe de nuevo, aquel que cuando me regalaban un fútbol salia corriendo saltando de alegría y felicidad para juntarme con mis amigos a jugar, sin importar otra cosa. Ese pequeño al que no le costaba ser abierto y el te quiero, te necesito, te extraño eran frases habituales no tan complicadas de decir. Hoy cuesta un poco más expresar  sentimientos espontáneos. Hoy mi mundo se rodea de responsabilidades de grandes, a las que no puedo escapar. Solo queda cumplir y disfrutar lo que se pueda. Ahí reside la diferencia que nos convierte en viejos jóvenes o jóvenes viejos, en la manera de cumplir con nuestras responsabilidades y en la medida que disfrutamos los días sin obligaciones. Es difícil a cierta edad encontrarle sentido a la vida, solo quiero volver a aquella época que solo interesaba vivir un día mas.

jueves, 26 de marzo de 2015

LAVANDO REALIDADES.



Me da pena ver al humano encadenado a un sistema en el que lo abundante se encuentre en manos de  unos pocos y lo escaso en muchos. Nacemos condenados. Suerte aquellos que nacen en cuna de oro tienen un futuro asegurado; pobre aquellos que nacen entre la tierra y las chapas, van a tener que luchar en un mundo que los oprime. ¿Por qué algunos nacen miseramente pobres y otros caudalosamente ricos? ¡¿Por qué algunos tienen lujosos zapatos y otros andan descalzos?! ¿Por qué algunos derrochan comida y otros comen de la basura? Cuenta falta de equidad diseminada en el mundo y la sociedad hipócrita pretende que los de abajo sean  un "un ejemplo de ciudadano", como se le puede exigir a una persona que se comporte civilizadamente si esa "civilización" es la que lo hace permanecer cabeza abajo. Para los indigentes los días comunes son inciertos, no sabes si tu estomago va estar bien alimentado o vas a pasar hambre, a veces comes de menos para que tu hermanita coma mas. A cierta edad  volves del secundario, ves que tu padre esta viejo, cada vez labura menos y hay muchas bocas para alimentar. Agarras las pilchas y te vas a trabajar a cualquier lado por unos miserables pesos; hacer unas changas o limpiar vidrios en la peatonal. La cuestión es ayudar. Por ahí en la junta de la esquina caes en la más fácil, que ingenuo seria culparlos si tan solamente son un reflejo de la sociedad. Esa que ves cuando agarras un trapo y limpias un vidrio, con movimientos instintivos de tanto lavar. Miras en el interior del auto y sin reflexionar no te das cuenta que ese pequeño de tu edad podes ser vos y que el puede estar en tu lugar. Todo sería igual pero diferente. Tan solo por esas cosas que tiene las  injusticias de la vida de colocarlos en un lugar.  Solo por nacer en cuna de pobre no estas arriba de ese majestuoso auto. Esta vez perdiste hermano te toco lavar y a otro mirar. Son pocos los que te quieren ayudar.